domingo, 14 de julio de 2013

EL EFECTO NOCIVO DE LAS TAREAS ESCOLARES

Por. León Trahtemberg


¿Para qué sirven las tareas? Parece una pregunta tonta, pero no deja de ser relevante,  especialmente ante la inexistencia de evidencias científicas contundentes de que realmente sirvan para mejorar el aprendizaje de los alumnos. Las pocas evidencias positivas que hay siempre tienen la atingencia “depende del tipo de tareas de las que se trate”. Valen si son dosificadas, accesibles, cultivadoras de la curiosidad y motivación del estudiante, de modo similar a la de quien se pasa horas disfrutando de pintar, tocar un instrumento musical, hacer deportes o manualidades. Agregaría además, sin notas, usadas como material para iniciar las clases siguientes, permitiendo que el profesor detecte qué es lo que los alumnos han hecho por su cuenta. 

Una de las cartas a los padres más sensatas que he leído últimamente es la de Lisa Waller, Directora de la secundaria privada Dalton, en Nueva York, anunciando que se reducirá la carga de pruebas y tareas para no sobrecargar a los alumnos, y que las pruebas semestrales serían postergadas dos semanas de modo que los alumnos no tengan que pasarse las vacaciones estudiando para los exámenes.  Además, establecieron un ciclo de rotaciones de trabajos cada 5 semanas, de modo que se alternen semanas livianas con semanas más pesadas. (Jenny Anderson, “At Elite Schools, Easing Up a Bit on Homework” NYT October 23, 2011)

Esta acción se suma a otras similares en las que colegios que renuevan su pedagogía están bajando la presión por las tareas, por considerarlas saturantes y  desmotivadoras, componentes de “una carrera hacia ninguna parte”, que lo único que  hacen es privar a los alumnos del necesario tiempo de sueño y del disfrute de su vida juvenil. Alumnos que estudian más de 3horas por noche tienen una fuerte  probabilidad de desarrollar conductas y enfermedades asociadas a la privación del sueño, úlceras, dolores de cabeza y sobre-estresamiento. Por lo demás, existen muy limitadas evidencias de que dejar más tareas haga que los alumnos se vuelvan más hábiles.


En suma, los vientos que soplan son los de la salud y reconocimiento de que no tiene sentido estresar a los jóvenes con actividades insulsas.

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