Centro
ofrece a lección de educación para padres
Durante 13 años, Feng Derong
practicó el único método de crianza que conocía: la educación a través del
miedo y la violencia ocasional.
Fuente:China
Daily
Pekín, 01/08/2013(El Pueblo
en Línea)- Durante 13 años, Feng Derong practicó el único método de crianza que
conocía: la educación a través del miedo y la violencia ocasional.
“A
menudo perdía los estribos y regañaba a mi hija cuando cometía un error.
Incluso me atrevía a golpearla si lo volvía a hacer”, dijo la empleada de una tienda
de comestibles Pekín.
Era la forma en que su madre
la había criado cuando era niña en la provincia de Anhui, en el este de China,
explicó.
Sin embargo, las cosas han
cambiado desde que Feng y su hija de 13 años de edad, Wei Wanying, participaron
en un programa gratuito para familias de trabajadores migrantes, a cargo del
Centro Arce para la Orientación Psicológica de Mujeres.
Durante el programa, que
involucra a los padres y los niños que asisten a un taller de dos horas todos
los viernes durante seis semanas, los psicólogos profesionales enseñan cómo
mejorar la comunicación y construir el respeto mutuo a través de charlas y juegos.
“Me
ayudó a ver que el estado de ánimo de un niño puede verse muy afectado por las
acciones de uno de sus padres”, dijo Feng, quien se mudó con su familia a la
capital hace dos años. “Regañando y golpeando no es la manera de enseñar a un
niño.
“Nunca
felicitaba a mi hija antes, pero ahora veo que ella es más feliz cuando le doy
ánimo”, dijo. Como resultado, la estudiante de sexto grado en Escuela
Experimental Xingzhi de Haidian se está desempeñando mucho mejor en clase.
Ahora tiene un puntaje de 80 en los exámenes de matemáticas. Antes, por lo
general desaprobaba”, explicó.
Wei estuvo de acuerdo y dijo
que ha sido testigo de un cambio real en su madre. “Ella me da confianza y no
me critica delante de los demás”, dijo. “Siento que tengo dignidad”, agregó.
Mismo
objetivo
Alrededor de 15.000 padres
han participado en el programa desde que comenzó en 2007. Wu Fei, un encargado
del proyecto en el centro, dijo que cada clase tiene alrededor de 50 personas.
El centro también colabora
en 15 escuelas para los hijos de los trabajadores migrantes en Pekín, con
sesiones de asesoramiento después de clase y otras actividades, todas con el
mismo objetivo: mejorar de las relaciones entre padres e hijos.
Por ejemplo, los talleres
semanales incluyen ejercicios de confianza, por ejemplo, uno en el que un padre
tiene los ojos vendados y tiene que depender de su hijo para lo guíe a través
de un camino con obstáculos. En otro ejercicio, se les pide a los padres que
enumeren las cualidades de su hijo.
Li Guangqin, que tiene una
hija de 11 años de edad, dijo que después de asistir a la clase había tratado
de evitar entrar en discusiones con su marido para crear un mejor ambiente
familiar.
“Los
niños pueden verse afectados por las disputas familiares, por lo que estamos tratando
de no pelear más”, dijo el trabajador de un hotel de la provincia de Henan.
“También estamos tratando de mostrarle a nuestra hija más cariño y más a
menudo”, agregó.
Al igual que en el caso de
Feng, el cambio no ha pasado desapercibido. “Mi madre parece más preocupada por
mí que antes”, dijo Qin Nan, la hija de Li. “Después de que termino mi tarea,
la corrige y responde las preguntas que no sé”, explicó.
El impacto del programa Arce
es evidente, de acuerdo con Wu, quien dijo que muchos padres se dan cuenta
rápidamente de la importancia de la educación familiar y de cambiar su actitud,
mostrando más respeto y amor hacia sus hijos.
Los
primeros maestros
De acuerdo con el Libro Azul
de la Construcción Social de la Academia China de Ciencias Sociales, las
personas sin residencia permanente, o hukou, representaban el 40 por ciento de
los 20 millones de habitantes de Pekín en 2011.
El informe predice que la
cifra crecerá rápidamente, también, lo que significa que es probable que no
haya escasez de clientes en el centro de Maple en un futuro próximo.
“Según
nuestra investigación, los trabajadores migrantes en general carecen de educación
familiar”, dijo Wu, trabajador del proyecto. “Ellos pasan a menudo la
responsabilidad de educar a sus hijos a las escuelas. Simplemente no se dan
cuenta de que son los primeros maestros de los niños, o de que las familias
juegan una gran función en la salud psicológica y el crecimiento de los niños”,
agregó.
El problema, dijo, puede
atribuirse en gran parte al bajo nivel educativo de la mayoría de los
trabajadores migrantes, así como el tiempo que pasan en el trabajo en
comparación con el tiempo pasado con la familia.
Liu Xuejun, subdirector de
la Escuela Experimental Xingzhi en Haidian, uno de los socios del centro, puede
dar fe de la presión ejercida sobre los profesores para asumir un papel casi
paternal.
La escuela abrió sus puertas
en septiembre de 1994, cuenta con cerca de 850 estudiantes, la mayoría de los
cuales, dijo, provienen de familias de trabajadores migrantes en la que los
padres “prestan más atención a hacer dinero que preocuparse por la educación de
sus hijos”.
Confirmó que muchos de estos
padres recibieron poca educación ellos mismos y creen que criar a sus hijos es
completamente la responsabilidad de la escuela.
“Pero
nuestros maestros a menudo están ocupados preparando lecciones y revisando la
tarea de los estudiantes”, dijo Liu. “No tienen tiempo para comunicarse con los
padres sobre el desempeño de cada niño en la clase”, agregó.
Es por eso que es tan vital
un programa como el dirigido por el centro de Arce, que ofrece asesoramiento en
profundidad y orientación para los padres.
“Los
talleres para padres han recibido una respuesta muy positiva”, dijo. “Este es
sólo el segundo año que nuestra escuela ha participado en el programa, pero
puedo ver que muchos padres han cambiado mucho.
“Es
una gran plataforma para aumentar la comprensión y la comunicación”, añadió
Liu. “Sólo espero que más padres participen”, concluyó.
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